lunes, 25 de octubre de 2010

2.- Halloween: una fiesta extranjera en España.




          Dentro de muy pocos días, concretamente la  noche del 31 de Octubre, se celebra el "Día de Halloween". El origen de esta fiesta se remonta  a los celtas de la Europa Medieval (Irlanda, Inglaterra y Francia) que celebraban el Samhain al finalizar la primavera y el verano. Con la cristianización de esta fiesta  la noche de Halloween pasó a ser  "la noche de tod@s l@s Santificad@s" y el 1 de Noviembre el Día de tod@s l@s Sant@s". 


         Halloween se celebra en los países anglosajones, principalmente en CanadáEstados UnidosIrlanda y el Reino Unido, aunque también en Chile, Colombia, México, entre otros. Actualmente esta fiesta se ha extendido por Australia, Nueva Zelanda, República Dominicana y por Europa aunque en países como España no tod@s están deacuerdo con ello .  

          
          Así no es de extrañar que la noche del 31 de Octubre llamen a nuestra puerta y al abrirla un grupo de niñ@s nos pregunte "¿truco o trato?", siendo el truco una advertencia ya que si no les proporcionamos "chucherías" seremos víctimas de una travesura y la verdad que será mejor no exponerse, por lo menos esa es mi opinión .

          Como he comentado anteriormente la celebración del Día de Halloween no agrada a muchas personas en nuestro país y están en su derecho, ¿dejarías tú participar a tu hij@ en ella?. A mi entender queremos formar personas con una mentalidad abierta, dinámicos, con una visión del mundo global, sin prejuicios y sin fronteras, por lo tanto ¿que hay de malo en dejarles que se diviertan disfrazándose y recibiendo "chuches"?,  se trata de un día diferente, de salir de la rutina diaria y eso les encanta a nuestr@s peques y además también pueden aprender  cosas de otra cultura, de una fiesta que no es propia de nuestro país y que cada año se arraiga más. 



Fuentes consultadas:
  • www.allaboutpopularissues.org
  • es.wikipedia.org
  • www.halloween.com.es

                             

4 comentarios:

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  2. La verdad es que es un tema un poco complicado. Yo estoy de acuerdo con los aspectos positivos que comentas, pero lo que no acabo de ver con buenos ojos es lo de "truco o trato", es decir, ese mensaje subliminal de "o me das lo que te pido o te vas a enterar". En aquellos países en los que esta fiesta es tradición pienso que no hay tanto peligro de que prevalezca este aprendizaje de recurrir al chantaje para conseguir tus objetivos, ya que casi todo el mundo participa y comulga con ella, con lo que raro es el/la vecino/a que no tenga preparadas las toneladas de “chuches” de rigor junto a la puerta de su casa. Siendo así, son casi inexistentes las oportunidades que se presentan para “vengarse” de quien no quiso o pudo darte lo que pedías. Pero aquí todo es muy diferente. Aquí la mayoría de personas no participa de esta festividad, bien porque la rechazan, bien porque “ni les va, ni les viene”, bien porque simplemente la desconocen. Como consecuencia ¿no se acabarán cometiendo, al final, más gamberradas que recogiendo golosinas? La verdad es que no lo sé, porque como no tengo nen@s en la familia no sé cómo está evolucionando el tema.

    En cualquier caso, yo sí que dejaría a mis hij@s participar en esta fiesta, más que nada porque a mí misma me gusta hacerlo. Me parece una oportunidad más para pasarlo bien y para sacar el máximo jugo a la creatividad. En mi caso nos dedicamos a rescatar esos disfraces "tenebrosos" del armario o a crear uno utilizando y/o reciclando cosas que tenemos en casa; a pensar en cómo maquillarnos para dar realmente miedo; a crear platos de comida ambientados en la temática del terror; etc. Luego nos reunimos en casa de algún/a amigo/a, llevamos los platos que hizo cada uno/a, cenamos y, tras la cena, vemos alguna película de miedo para luego contar historias espeluznantes a la luz de las velas. Pienso que con l@s niñ@s se podría hacer algo similar a esto pero adaptado a su edad (construcción de disfraces, decoración, elaboración de cosas para comer sencillas con aspectos terroríficos, cuentacuentos de miedo,…) y dejando a un lado ese momento de tocar en las puertas de los vecinos pidiendo dulces, ya que así se evitaría molestar a las personas que no quieren participar de esta celebración. Evidentemente, esto implicaría no llevar a la práctica fielmente la tradición, pero yo soy de la opinión de que las nuevas tradiciones deben adaptarse a las características de la zona y cultura en las que se implantan si quieren tener éxito, tal y como ha ocurrido con tantas otras tradiciones que llevan décadas celebrándose en diferentes sociedades.

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  3. Estoy deacuerdo contigo ya que es cierto que ese día es bastante propicio para la realización de gamberradas, pero ¿qué harías si un grupo de peques llama a tu puerta? ¿no les abres?. El año pasado tocaron a la mía y cuando la abrí, que lo hice por que l@s conocía, mi hija de 3 años estaba conmigo, se quedó impactada, por el dichoso "truco o trato" y a lo largo de este año nos lo ha comentado muchas veces. No cabe duda de que nuestr@s peques se divierten y nuestro papel es educarlos en valores, que no es fácil teniendo en cuenta todos los factores externos que tenemos en contra, para que según vayan creciendo opten por hacer lo correcto.

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  4. Claro que sí, y si fuera mi caso les abriría la puerta encantada y les tendría preparadas sus chuches, porque yo disfruto como una enana viendo lo bien que se lo pasan. En realidad lo que me preocupa es la actitud de los padres que no tienen "dos dedos de frente", que por lo que he podido descubrir hay muchos más de los que creía. Esos padres, principalmente permisivos, que dejan que sus hij@s hagan lo que les apetece sin control alguno y que no se preocupan de que adquieran más valores que los que ven reflejados en ellos mismos(echemonos las manos a la cabeza)y los que captan fuera de casa. Ese es el gran problema. Si todos fueran padres responsables y conscientes, si tan solo tod@s educaran en empatía, todo sería muy diferente.Evidentemente, sé que no es fácil, y yo tampoco soy la más indicada para opinar porque no tengo hij@s.

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