miércoles, 26 de octubre de 2016

41.- ENSEÑAR Y APRENDER

          Creo en que lo único que existe más bonito que ENSEÑAR es APRENDER. Siempre debemos estar en proceso de aprendizaje, aprender de todo, de lo bueno y de lo malo, y de todas las personas con las que nos encontremos a lo largo de nuestro camino, incluyendo aquí a nuestras hijas e hijos. Aunque hay una distancia generacional pueden descubrirnos otro mundo, su mundo, al tiempo que como madres y padres les ayudamos a buscar el mejor lugar dentro de la sociedad actual. Una sociedad que, hoy más que nunca y con razón, les presiona para que actúen con respeto, con educación y con empatía hacia el resto de personas, a las que nuestras hijas e hijos deben exigirle lo mismo, incluyendo a su profesorado el cual debe tener mucho cuidado con las formas de corregir a su alumnado dentro del aula y/o centro, con la forma de hablarles, con lo que se les dice, como se les trata. Nunca hay que perder de vista que son menores que se están formando en todos los sentidos, y el profesorado, después de la familia, es el primero que tiene que dar ejemplo. El alumnado tiene deberes que debe realizar de la mejor manera posible, aprendiendo de los errores, intentando superarse, y tiene derechos que también se deben asegurar desde los centros escolares, desde la familia y desde el resto de instituciones educativas.
          No escribo esta entrada para el profesorado que movido por la vocación se levanta cada día y da rienda suelta a su pasión, ni para el profesorado que muchas veces no duerme porque hace suyo el problema de una alumna o de un alumno, ni para el profesorado que, a pesar de las limitaciones, se busca la vida y hace posible la utopía. De ellas y ellos tenemos mucho que APRENDER. Me gustaría creer que todas y todos los profesionales de la educación actúan de esta forma, deberían hacerlo.



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